En Dios tengo fe, tú tráeme datos.

Muchos clientes dicen que no les gusta el nuevo producto. Pocas personas usarán este producto. Vamos a vender un montón de esto. Hay bastante gente descontenta con el cambio horario. Todos prefieren aumentar la ratio de teletrabajo.

Estas son frases que a menudo suenan en las organizaciones. Hemos entrado en una era en la que ser específicos con la información genera tensión o compromiso e intentamos evitarlo. Las organizaciones funcionan en base a datos, a métricas, porque lo que no se mide no existe, y no se mejora. Para mejorar mi rendimiento como deportista debo medirme y analizarme. Lo mismo para cualquier faceta de la vida.

Al frente de una empresa los miedos afloran. El Excel lo aguanta todo, la realidad es más jodida. En tiempos de alta incertidumbre la única vacuna que existe es la medición, tener OKR´s, KPI´s y establecer reuniones periódicas para saber si el rumbo del velero sigue lo establecido y llegaremos al puerto que hemos señalado.

Desgraciadamente cada día me cuesta más que las personas especifiquen, nos basamos en grandes apreciaciones y no en específicos datos. Por eso digo, en Dios tengo fe, tú por favor tráeme números, apórtame datos.

En el vertiginoso mundo empresarial de hoy en día, la toma de decisiones informadas es un elemento crucial para el éxito sostenible de cualquier empresa. En un entorno caracterizado por la incertidumbre y la competencia feroz, confiar únicamente en el instinto o la intuición ya no es suficiente.

Recientemente la intuición y el juicio personal han sido pilares fundamentales en la toma de decisiones empresariales. Sin embargo, en la era digital actual y futura, el acceso a grandes volúmenes de datos y el desarrollo de tecnologías de análisis avanzado han transformado radicalmente este paradigma. Ahora, las empresas tienen la capacidad de recopilar, analizar y utilizar datos en tiempo real para informar sus decisiones estratégicas. Este cambio de enfoque de la intuición a los datos ha demostrado ser un impulsor clave del éxito empresarial en una amplia gama de industrias y no podemos permitir que nuestros equipos no actúen de la misma manera. Mientras unas máquinas en una nube reportan millones de datos por segundo, no podemos y ahora más que nunca en la historia, permitir palabras como “mucho”, “poco”, “la mayoría”…

Uno de los principales beneficios de aportar datos en las empresas es la mejora de la eficiencia en la toma de decisiones. Al contar con información precisa y actualizada, los líderes empresariales pueden evaluar rápidamente las opciones disponibles y seleccionar la mejor estrategia para avanzar. Además, el análisis de datos permite identificar tendencias emergentes y oportunidades de mejora antes de que se conviertan en problemas mayores. En última instancia, la toma de decisiones basada en datos permite a las empresas responder de manera ágil y efectiva a los cambios del mercado y mantenerse un paso adelante de la competencia y ahí la intuición puede llevarte a la quiebra.

Otro aspecto fundamental de aportar datos en las empresas es su papel en la estimulación de la innovación. Al analizar datos sobre el comportamiento del cliente, las tendencias del mercado y el rendimiento operativo, las empresas pueden identificar áreas de oportunidad para el desarrollo de nuevos productos, servicios o procesos. Además, el análisis de datos puede revelar insights valiosos sobre las necesidades y preferencias de los clientes, lo que permite a las empresas adaptar sus ofertas para satisfacer mejor las demandas del mercado. Y hoy no hay excusa, hace unas décadas toda la revolución digital y el big data era ciencia ficción, hoy es el pan de cada día. Y como decía en otro artículo mío recientemente, la inteligencia artificial no te quitará tu puesto de trabajo, pero sí lo hará personas que la sepan utilizar.

Por último, pero no menos importante, es fundamental crear una cultura organizacional que valore y fomente el uso de datos en la toma de decisiones, recuerda que la fe está muy bien, pero no dentro de la oficina. Esto implica no solo invertir en tecnología y recursos para recopilar y analizar datos, sino también capacitar a los empleados para interpretar y utilizar esta información de manera efectiva. Además, es importante fomentar la colaboración y la transparencia en torno a los datos, asegurándose de que toda la organización tenga acceso a la información necesaria para tomar decisiones informadas. Al construir una cultura de datos sólida, las empresas pueden maximizar el valor de sus inversiones en tecnología y posicionarse para el éxito en el mundo empresarial actual.

Y para el resto ya sabéis, queda la fe y en última instancia, milagros a Lourdes.

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