El foco de cualquier empresa que pretenda solamente sobrevivir en las próximas décadas, deberá poner el foco y la prioridad en el cliente y en sus valores. Los clientes millennials y zetas son además de exigentes, muy diferentes, vamos a enumerar un resumen del cambio que están liderando en el modo de consumo:

• Por mucho que les guste un producto o servicio, si la empresa no cumple con los valores sociales y sostenibles comúnmente aceptados estarás fuera de juego.
• Para vender ya no vale una buena oferta o un buen producto o servicio que ofrecer, ahora hay que crear tribus de consumidores, comunidades en redes sociales y luego con mucho esfuerzo, perseverancia y suerte lograremos vender.
• Están hiper-informados, y además las redes sociales no permiten el derecho al error, no te permiten borrar una memoria histórica negativa, con lo que ahora más que nunca debemos mimar a los clientes porque un post negativo sobre algo de nuestra empresa o de nuestro catálogo, es potencialmente visible por 7.000 millones de terrícolas.
• La venta online es y será una tendencia exponencial y las empresas que no sucumban a los encantos de la revolución digital estarán en el corredor de la muerte.

Dicho esto, y obviamente a modo de resumen comprimido, debemos entender la filosofía gefe con G. La vocación de servicio, de mentoría, de apoyo y de seguimiento en el crecimiento personal y profesional de nuestros equipos implica que debajo de todo se encuentre la dirección de la compañía que vela por el bienestar y desarrollo de sus directores de departamentos, quiénes a su vez, siguen del mismo modo con los equipos que lideran y así hasta llegar arriba de todo, a los clientes que pagan los sueldos.

Este cambio de mentalidad atenta fuertemente contra el ego y el status pero son tiempos modernos, es hora de dejar la titulitis y la gomina de pegote, el mundo que hoy tenemos y las empresas que las nuevas generaciones desean encontrar evocan un aire de prosperidad y éxito en base a aportar lo mejor de cada uno a sus equipos sin distinción alguna.

Hace seis décadas esto hubiera sido impensable. El jefe con J, el de la serie “cuéntame”, depositaba su ego sobre una silla de cuero y gestionaba las empresas desde el orden y mando y con un organigrama bien vertical y arriba de todo, su persona, y detrás, su ego. Hoy las empresas requieren de una revolución mental y el gefe con G lo va a liderar, comenzando por ponerse debajo de todo y mirando cada día por ofrecer lo mejor de su sabiduría y experiencia a sus equipos y siempre con el foco en sus clientes.

¿Te atreves a invertir tu organigrama?

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