Vivimos en tiempos de cambios constantes y el saber adaptar la organización a los devaneos del destino empieza a ser arduo difícil. Hoy es mejor tener a Rappel en el Board que a un controller.

Cuando los tiempos son cada vez más veloces yo trato de buscar soluciones en las épocas más calmas. Nuestros antiguos, nuestros sabios eran los que tenían un instinto organizacional que hoy carecemos debido al tempo que lleva el cohete global. Vivimos atropellados y decidimos atropellados.

Volviendo atrás para entender lo que viene después, me acuerdo mucho de grandes como Carnegie, Napoleón Hill, Goleman, Kotler y tantas plumas doradas, pero hay uno en concreto que siempre me ha fascinado. Ford, Henry Ford.

Cuenta la leyenda que Ford tenía que fichar a un alto cargo en su infinita organización y quedaba dudoso frente a dos apuestos candidatos. Ante su duda existencial y sin tener los arrestos para tomar la decisión final, decidió sacarlos del contexto “oficina” y llevarlos al mundo real; los invitó a comer en un prestigioso restaurante de Chicago.

Cuando Ford pidió amablemente la cuenta al camarero, anunció a sus dos comensales que ya había tomado la decisión: Usted está fichado y a usted le agradezco el interés.

Mientras Henry trataba de dejar los billetes junto a la cuenta y dar por cerrada la reunión, el candidato excluido, con cierta efervescencia, revoloteó y quiso saber por qué él no había sido el finalista, el elegido. Ford fue muy claro, y le dijo que primero por la manera con la que había tratado al personal del restaurante, grosero y altivo, y para rematarlo, porque había echado sal al filete antes de probarlo mientras que el otro candidato, el escogido, había probado el filete y a continuación había decidido echarle sal.

Las personas que triunfan son las que tratan con educación a todo el mundo y las que antes de efectuar cambios en la organización deciden probar el producto. Ford lo tenía claro, yo también.

Vivimos tiempos donde sobrevivirán solamente las empresas que sepan adaptarse a los cambios, en esa velocidad las acciones que tomemos serán decisorias para la organización. Siempre debemos rodearnos de personas que antes de tomar decisiones, de adoptar cambios, entiendan las razones en profundidad. Gente que no lee el titular solamente, que por cierto, no abundan.

Recuerdo en 2008 antes de ir como CEO de Muy Mucho a Rumania estuve 4 meses pasando por todas las funciones, desde descargar el camión cada madrugada, hasta poner precios, ordenar el almacén, hacer pedidos, y cuando me gané la confianza del equipo me dieron el privilegio de poder atender a los clientes. A los que pagaban nuestros sueldos.

Saber conocer la empresa al dedillo, los productos, las tareas y no tomar acciones sin antes entender en profundidad el calado de la circunstancia son base de éxito para las organizaciones.

Hoy más que nunca me acuerdo de Ford, más que nunca recurro a los antiguos sabios para encontrar soluciones en estos tiempos atropellados e incomprensibles.

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