Sofía ha cumplido 9 meses, ya lleva el mismo tiempo dentro que fuera, un bonito punto de inflexión, un maravilloso momento de reflexión.

Ser padre en edad adulta es todo un reto y ante todo es un aprendizaje sin precedentes. A mis 44 este regalo no deja de mejorar mi versión, la V44 tiene más valor que las 43 versiones anteriores. Fijaos que de pequeño me decían que tenía mucho que aprender de mis profesores y de mis padres, qué poco sabía yo que la gran lección de vida la traía mi hija aquel 16 de julio a las 21:58 entre llanto y llanto…

Ser padre te hace mejor persona. Esa frase me la dijo Emilio, uno de mis mejores amigos, en una barbacoa el 15 de julio, 24h antes de conocer a mi retoño. Ese día no lo entendí, pero hoy esa frase cobra todo su sentido. Te hace mejor persona, entre otras cosas porque tus prioridades ya no revolotean alrededor tuyo, empiezas a practicar aquello que nuestros abuelos hacían bien y nosotros, y especialmente los más jóvenes, desconocemos y es eso de vivir en modo servil, de cara a que otra persona tenga todo lo que necesita para crecer feliz. Levantarte cada mañana, a pesar de sobrevivir a una infernal noche, y pensar en cómo puedo hacer más feliz a mi hija es un cambio de paradigma sin precedentes, que tu primer pensamiento del día no sea monopolio de tu egocentrismo ni de tu plan hedonista de largo recorrido ya es todo un qué.

Ser padre pone a prueba tus límites, y los de tu matrimonio. Al final tus hijos no son más que tus genes en contra tuyo y los que habéis pasado o estáis pasando por ello ya sabéis a que me refiero. Esas noches caóticas, esos momentos de delirio, esas excursiones por los pasillos de casa a las 3h de la madrugada mirando con desespero el mismo cuadro tratando de buscar respuestas que no vengan en modo chillido, esas mañanas de walking dead por el pasillo de casa…

El cansancio es un fiel compañero de viaje, aunque, afortunadamente, los padres ya hemos aprendido que uno se puede acostumbrar a vivir durmiendo la mitad que antes y en varias partes seccionadas. Triste, pero cierto.

Ser padre te otorga una nueva dimensión del tiempo hasta entonces desconocida. Cuando eres padre los días son eternos, los años pasan volando. Cuando te entregan un paquete de 3 kilos y entras en casa te das cuenta que empieza una ginkana de actividades que hacen que los días, y especialmente las noches, sean eternas, y en contra de todo esto, invades tu smartphone de foto tras foto en el que inevitablemente ves que en cuatro días tu hija ha crecido, de manera exponencial, y… ¿cómo no me he percatado de ello? El elenco de fotos es un testigo mudo que el tiempo pasa volando, aunque las noches te sean eternas.

Ser padre te hace ser humilde y te invita a reinventarte. Por muy CEO y por muchos Masters que tengas, el día que te entregan un paquete de 3 kilos y llegas a tu casa te das cuenta que ni sabes, ni dominas y ni siquiera te sientes seguro con una nueva cantidad de actividades que vas a tener que hacer de manera rutinaria. En ese momento que te sientes inútil, es cuando aprecias la buena voluntad de tus equipos que luchan, que crecen, que nunca dejan de aprender. Son esas cosas que se aprenden en el centímetro 1 de la curva de aprendizaje de la paternidad, querido “lisensiado” …

Da igual si has montado 10 empresas, da igual si has creado un imperio empresarial, da igual si has escrito varios libros de éxito, da igual todo eso, en el momento que viene una señora y ves cómo maneja a tu hija por primera vez y le cambia un pañal en 12 segundos, ese día y en ese momento, tu cara es la misma que cuando mi abuelo un fin de año del 1987 vio a una italiana llamada Sabrina Salerno en televisión. Igualita. La cámara de seguridad ve a una enfermera cambiar un pañal a un recién nacido, tú estás viendo a Dios en la tierra.

Ser padre te da una nueva visión del mundo logístico y operaciones. Pasas de ser novio, o marido, en mi caso, a ser director logístico y de operaciones en Mi Familia S.L., y las cosas como sean, todo ello repercute en un desgaste emocional y de pareja que, si no has llegado al parto con buenas reservas de amor y concordia, la travesía puede ser muy complicada. Y los datos de divorcios me dan la razón. No es todo de color de rosa, ni huele a rosa, pero sí, COMPENSA… Bendita palabra.

Ser padre sube mis tarifas. Ahora, cada hora que estoy trabajando es una hora que no disfruto de mi Sofía. Ahora el tiempo es más limitado, menos oferta, igual demanda, suben los precios. Lo dice el capítulo 1 de Microeconomía.

Ser padre te hace tener más foco. Sin disponer de tiempo como hasta ahora habías tenido, es ahora cuando debes atinar bien con tus decisiones, es ahora cuando comprendes finalmente esa clásica tabla de Urgente/Importante, es ahora cuando tienes menos balas y apuntar es decisorio.

Ser padre te hace tener más paciencia. No todo es para aquí ni para ahora, lo siento Tolle, los embarazos son de 9 meses. No vale apretar timings como acostumbramos a hacer en nuestro Board, a nuestros ingenieros, al CTO, no…los tiempos de la vida son inviolables y tú, acostumbrado al velocímetro en zona roja, aprendes a pausar la vida y disfrutar de la paciencia, algo que dejaste muy atrás en la historia de tu vida. Time to market: 9 meses y sin garantía ni derecho a retorno.

Son todas estas cualidades sobrevenidas las que me reafirman que ser padre te hace mejor líder en la empresa.

¿Acaso un buen líder no es aquel que practica el amor y la humildad, que mejora como persona, que practica la paciencia, afina el foco, reformula la optimización logística y operacional en su día a día?

Gracias Sofía, gracias por enseñarme cada día un poco más, con ese nombre no esperábamos menos.

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